martes, 15 de mayo de 2007

mate amargo y triste

hoy me voy a tomar un mate amargo.
sola, mirando por esta ventana que no es la de mi casa, que no da a un lugar ventoso o con árboles anaranjados, sino a un espacio gris, como de recuerdo.
estoy triste. es que el recuerdo de mi niñez se acentúa. no malinterpretes, lector, mi niñez fue un suave ondular de campo. el gris triste remite a que el abuelo de heidi, mi abuelo, está dando sus últimos pasos sobre la tierra.
cuando era chica, tres, cuatro años, me asomaba a una ventana muy parecida a ésta y esperaba que de la ventana de enfrente apareciera la cara redonda y barbuda de mi abuelo, invitándome a tomar mate con tostadas canale. ¿te acordás? le ponía manteca y la rociaba con azúcar. a upa. mi abuelo.
estoy triste. voy a ir a ver a mi abuelito quizás por última vez. la heidi llora, llora y llora. yo sonrío. no quiero que joaquín me vea triste.
un dedo meñique pianista frustrado me hace "lero-lero" con su retumbe doloroso.

jueves, 10 de mayo de 2007

leer o no leer


tomar mate o no leyendo una revista es también un tema que mueve a reflexiones de lo más profundas.

es como preguntarse si se lee o no en el baño, con perdón de las imágenes más bizarras que al lector se le crucen por la mente.

como sabrán, soy adicta a varias cosas. la lectura y el mate son dos adicciones que no pude superar ni sufrir su abstinencia más de dos días. lo de ser adicto a internet también lo cuento, pero puedo sobrevivir. en cambio, leer, no. leo cualquier cosa. cartelitos de distancias de pueblos y localidades, en la ruta. nombres de verdulerías en los barrios o a gran velocidad si voy en colectivo. en tren, graffitis en las paredes. páginas de legales y créditos de cualquier publicación o propaganda. letra chica de todo medicamento. etiquetas de envases. cualquier cosa. cualquiera, eh?

también tomo mate en cualquier momento y lugar. en la ruta. en el medio de la ruta. al costado. en casas de gente que no toma mate. con gente que no toma mate. que se prepara un té, y a mí me prepara mate. cuando me preguntan "¿con azúcar?", respondo: como venga. con yuyito? me la banco. con miel? ¡exxccccelente! con cascarita de noséqué?, bienvenido. agua hervida?, echale un poquito de agua fría, dale. agua tibia?, y bueh, aprendé porque no soy inmortal.

pero el tema de leer una revista al tomar mate representa, para mí, la esencia de toda una filosofía de vida. estoy suscripta a cinco revistas, que son las obvias de toda burguesa clase media como yo: living / lugares / jardín / rolling stone / cinemanía.

digamos, el abanico revisteril para que cualquier ama de casa, como yo, se sienta enterada de todo. decore su casa, sueñe con viajar a estambul, arregle el jardincito, se sienta una rockera loca y sepa qué ir a ver al cine y/o qué se puso cameron díaz para ir a la peluquería.

vendría a ser como un cóctel de emociones indescriptibles, lo que un mate tiende a metabolizar más rápido o a incrementar, de acuerdo al momento.

leer o no leer, ésa es la cuestión.

queda acá por ahora, porque mi mamá me preparó un mate con biscochitos, chau.


miércoles, 2 de mayo de 2007

mate mentado

La infusión matera ejerce en uno y en su entorno una eficaz garantía de apasionamiento.

E s d e c i r

que uno, al volcar el agua caliente, al preguntar ¿gusta usted?, al revolver la yerba (cosa que no se debe), al pifiarle a la boca con la bombilla, o al decir "hay que cambiarle la yerba", está poniendo en evidencia otras cosas más profundas que las cosas efectivamente en sí mismas.

yo me acuerdo, por ejemplo, muchas anécdotas que llevan involucrado un mate.

me acuerdo, también, de cuántos mates me hubiera gustado tomarme con ciertas personas que, por distancia física o mental o diferencias horarias o de opinión, no pude.

pienso, además, de cuántos mates habré de tomarme ahora, desde que tengo esta certeza de que el mate es una oportunidad para el amor, la paz, la benevolencia, la libertad de expresión, la delicadeza, la belleza, la simpleza y todas las ezas más maravillosas que se te puedan ocurrir.

tengo la certeza de que un mate apasiona. uno se pone cejijunto cuando toma mate. se pone reflexivo y hasta/anque melancólico, dulzón, meloso, anaranjado, alimonado, aromatizado, mentoso, ruidoso y hasta lavado, de acuerdo a la preparación del mate en sí.

yo pienso en todo esto a pasos de convertirme en un plumerillo del campo.

menta hace bien al corazón, dicen. me voy a buscar menta. a buscar piquillín, del bueno, no el venenoso. el más rojo. piquillín salvaje. para hacerme un mate con piquillín, a ver qué pasa después.


viernes, 5 de enero de 2007

El primer mate: su observación


En mi experiencia, observar la forma y el color de la yerba recién cebada nos ofrece ya las cualidades más importantes del mate: si el agua estaba en su punto justo y si la cantidad de yerba era la adecuada. Señales más evidentes: un poco de espuma, yerba verde y amarilla, compacta y pareja (que no haya “palos” flotando), sin miel (que haya sido disuelta por el agua caliente) son consecuencia de agua en su punto justo. Si la yerba quedó muy oscura puede ser porque el agua estaba demasiado caliente. Si la yerba flota enseguida y no absorbe bien el agua, o bien no sale vapor con aroma a yerba, o la miel quedó sin disolver, puede ser porque el agua “estaba fría”, es decir, le faltaba un poco para llegar a los 80 ºC. Si se forma mucha espuma y la yerba no queda compactada, sino que se ven palitos flotando, puede ser porque el agua estaba demasiado caliente.
Hay muchas otras maneras de “echar el primer vistazo” al mate y conocer sus cualidades, pero no soy experta en el tema, y mucho menos pretendo serlo. Las maneras que cuento son fruto de mi experiencia. Espero que estas breves observaciones ayuden a la experiencia del lector.

Pasos para preparar un mate

Les presento algunas imágenes "modelo", pueden encontrar otras si buscan en la web. Estas fueron tomadas al azar de diversas páginas (espero que no tengan copy)...
bombilla

mates: una variedad en madera, hay otras clases y diferentes materiales


este es mi mate ruso, es de madera y está pintado a mano. pueden ver la página de la gente que los vende: www.derusiaconamor.com


pava típica. la de arriba es "silbadora", avisa con un pitido cuando el agua hierve.


Mate con miel y cáscara de naranja

  1. Si se desea, colocar una pequeña cáscara seca de naranja en el fondo del mate. También puede colocarse una cucharada de miel, para endulzar. Esto se usa, en especial, cuando los mates siguientes se tomen sin agregarle azúcar, ya que corta con el sabor inicial amargo característico. Agregar yerba hasta completar los ¾ del total. Es importante no colocar yerba de más, para que el mate no se desborde mientras se ceba, ni colocar yerba de menos, para que la duración de un mate sea la justa y necesaria.
  2. Con la yerba aún seca, agregar una cucharada (o cantidad deseada) de miel. Es preferible las de consistencia dura, ya que las líquidas, por lo general, son rebajadas o contienen sustancias que no son producidas por las abejas.
  3. Hay dos maneras de colocar la bombilla. Una, luego de mojar la yerba, tapando con un dedo la boquilla, para que no entre aire y no se llene de palo, y otra (la preferida, cuando la costumbre vence al rito), antes de colocar la yerba. Son dos variantes que se aplican con la práctica, de acuerdo con el contexto y la situación, pero no afectan al sabor. Por mi parte, prefiero la segunda. Sea cual fuera la elegida, debe realizarse en el momento indicado. No aconsejo colocar la bombilla con la yerba aún seca.
  4. Algunos suelen mojar la bombilla y pasarla por azúcar antes de introducirla en el mate, o bien la embeben con miel, pero estas opciones no afectan al resultado final.
  5. Con o sin bombilla, agregar agua al mate, un poco para que se moje y "se hinche", y enseguida hasta que suba la yerba sin llegar al borde. Con respecto a mojar toda la yerba o sólo una parte, ésa también es una divergencia que se discute, pero, en mi opinión, no hace al hecho. Sí, quizás, a la duración del mate, o a la duración del sabor, cosa que a la hora de los mates es una cuestión menor. De todas formas, ambas posibilidades son válidas.
  6. Mojar toda la yerba sin tocar la bombilla ni revolver ni cosa por el estilo, hasta que la infusión suba (con o sin espuma).
  7. Realizar una primera observación de la yerba es recomendado para no llevarse una sorpresa desagradable (que esté demasiado caliente o frío, o amargo). Hay quienes acostumbran a no tomar el primer mate, sino absorber la infusión y desecharla (chupar y escupir en la pileta de la cocina, por ejemplo), sí, así como suena, porque el sabor del primer mate es muy amargo y fuerte, además de las diversas creencias propias de la persona que lo hace.
  8. ¿Está dulce, sabroso, amargo, frío, caliente...? Son las variables circunstanciales las que le dan una característica particular a cada mate. Pueden seguirse exactamente los mismos pasos cada vez, pero siempre el sabor será distinto, lo aseguro. Con el primer mate comienza “la ronda”, si el mate se sirve a varios, por ejemplo. También puede estar sólo uno y su termo, frente a la pantalla, como yo ahora. Y también será distinto. Pero el rito es, como dije al principio, imbatible. Mágico. Y, agrego: personal. Una vez que se termina el agua del primer mate (con el “ruidito” particular), volver a echar miel (si se desea) y agua para un nuevo mate, al ritmo de la conversación, o como mande el corazón.





miércoles, 3 de enero de 2007

elementos indispensables para preparar una infusión de yerba mate

  • Recipiente (mate, véanse tipos y materiales)
  • Bombilla (véanse variedades)
  • Yerba mate (véanse marcas recomendadas)
  • Agua calentada sin hervor en pava o recipiente adecuado (para mayor precisión, el agua debería estar en los 80-85 ºC, consideramos hervor a los 100 ºC. Hay quienes prefieren el agua un poco más caliente, pero la experiencia dice que si el agua está a punto de hervir, o bien ya ha hervido, la yerba “se quema”, y su sabor no es el ideal).
  • Para cebar se puede usar un termo (que conserva la temperatura), o directamente la pava (mayor probabilidad de perder temperatura, lo que obliga a recalentar por lo menos en una oportunidad). Esta última alternativa le brinda al momento un folclore más autóctono, pero menos funcional. Los “modernos”, por varias razones, preferimos el termo.
  • Agregados para endulzar o dar variedad de sabores, como miel, "yuyos", azúcar, edulcorante, café, cáscara seca de naranja, etc.

mi equipo de mate básico















domingo, 31 de diciembre de 2006

Instrucciones fabulosas para preparar un mate

parte 1

Hay muchas maneras, infinitas, de preparar un mate. Tal vez una por cada persona que lo hace, como la rutina, que cada quien la especula y redime a su manera. A mí, que soy una apasionada de esta infusión tan telúrica, me gusta seguir una secuencia que considero mágica e imposible de batir. Porque viene de mis abuelos, y de los primeros que supieron calentar agua y echársela a un puñado de yerba.

No entrar en pánico es lo principal: para los poco avezados en la terminología matera, al final compendiaré los conceptos generales en un glosario.

Decía que este ritual de los cebadores de mate es una tradición, pero también un acto simbólico que se entrega de generación en generación, se enseña por el ejemplo, como toda buena costumbre. No se puede, por ejemplo, estar entre amigos y no tomar mate, tal vez pueda no gustar, pero se acepta de todas maneras, sólo por el placer de compartir, de saber que aquello une en el tránsito mano a mano, une y acerca, reúne.
Según la definición de la Real Academia, un mate es una “infusión que por lo común se toma sola y ocasionalmente acompañada con yerbas medicinales o aromáticas”. Pero ya entraríamos en la primera de nuestras divergencias: ¿mate solo o con agregados? La Academia reconoce estas variedades: amargo o cimarrón o verde, cocido, de leche, dulce y lavado. Pero nosotros no nos quedaremos en estas instancias, básicas y folclóricas, sino que entraremos en las variedades y las diferentes circunstancias que hacen del mate, del acto de cebarlo y compartirlo, una maravillosa experiencia.

Para quienes nunca se animaron, porque no está en su idiosincrasia, y para quienes lo hacen habitualmente, van dedicadas estas fabulosas instrucciones para preparar un mate. Que lo disfruten.


los cebadores de mate







es temprano.
alguno ya salió; otro, duerme.
yo espío.
a esta hora, la luz
es sólo un manto grisáceo
que trastabilla sobre las cosas,
que recorta las formas de manera descuidada
y las inmoviliza, meditando en su silueta.

no prendo ninguna lámpara,
no hago ruido,
me deslizo por la casa como sonámbula.
tiendo mis manos y con el dorso
redescubro las texturas de la vida.
como en un mapa, navega mi dedo
sobre líneas inconclusas
bordes, sábanas, ropa limpia, baldosas.
pellizco el aire apenas respiro.

suave la melodía de la mañana:
incluso un gato duerme.
las llaves penden de la cerradura ciega
tintinean como tocadas por la mano invisible
de la ciudad, que a poco despierta.

¿es el silbido único de los sueños
lo que tiembla?

es el ronrón que sólo conocemos los cebadores de mate,
los que hemos amanecido en espíritu.
el agua sisea, rica, espesada sin hervor,
desmayada entre el azúcar
abraza la yerba y la humedece oscura, amarga, porteña.

¿es la mañana que despierta
o es mi corazón que pulsa sueños y soles?

crujen las bibliotecas y sus libros a cuestas,
se despereza el jardín, llegó su colibrí y luego su zorzal.

no se escucha el latido aún,
pero con certeza descubro
que los retazos de la ciudad han derribado otra noche.
los cebadores de mate espían:
sueltas ya las amarras de lo cotidiano,
se han liberado los dioses y se estrechan viejas distancias.