jueves, 10 de mayo de 2007

leer o no leer


tomar mate o no leyendo una revista es también un tema que mueve a reflexiones de lo más profundas.

es como preguntarse si se lee o no en el baño, con perdón de las imágenes más bizarras que al lector se le crucen por la mente.

como sabrán, soy adicta a varias cosas. la lectura y el mate son dos adicciones que no pude superar ni sufrir su abstinencia más de dos días. lo de ser adicto a internet también lo cuento, pero puedo sobrevivir. en cambio, leer, no. leo cualquier cosa. cartelitos de distancias de pueblos y localidades, en la ruta. nombres de verdulerías en los barrios o a gran velocidad si voy en colectivo. en tren, graffitis en las paredes. páginas de legales y créditos de cualquier publicación o propaganda. letra chica de todo medicamento. etiquetas de envases. cualquier cosa. cualquiera, eh?

también tomo mate en cualquier momento y lugar. en la ruta. en el medio de la ruta. al costado. en casas de gente que no toma mate. con gente que no toma mate. que se prepara un té, y a mí me prepara mate. cuando me preguntan "¿con azúcar?", respondo: como venga. con yuyito? me la banco. con miel? ¡exxccccelente! con cascarita de noséqué?, bienvenido. agua hervida?, echale un poquito de agua fría, dale. agua tibia?, y bueh, aprendé porque no soy inmortal.

pero el tema de leer una revista al tomar mate representa, para mí, la esencia de toda una filosofía de vida. estoy suscripta a cinco revistas, que son las obvias de toda burguesa clase media como yo: living / lugares / jardín / rolling stone / cinemanía.

digamos, el abanico revisteril para que cualquier ama de casa, como yo, se sienta enterada de todo. decore su casa, sueñe con viajar a estambul, arregle el jardincito, se sienta una rockera loca y sepa qué ir a ver al cine y/o qué se puso cameron díaz para ir a la peluquería.

vendría a ser como un cóctel de emociones indescriptibles, lo que un mate tiende a metabolizar más rápido o a incrementar, de acuerdo al momento.

leer o no leer, ésa es la cuestión.

queda acá por ahora, porque mi mamá me preparó un mate con biscochitos, chau.


1 comentario:

Caborca Lynch dijo...

no tomo mate, supongo que porque en mi país no es costumbre, porque no vivo en argentina y porque acá no se consigue así de fácil. sólo lo tomo cuando voy a casa de vero. sin embargo, hubo un tiempo (cuando tuve mi primer mate, mi primera bombilla y mi primera yerba) que mate era casi exclusivamente lo que bebía, hasta que enfermé del estómago, se me acabó la yerba y me aburrí un poco. pero a lo que había, en aquella época vivía en casa de una señora que tenía una máquina de escribir IBM grandísima, así que pronto se me volvió un hábito tomar mate cuando escribía poemas sentada en el piso escribiendo en esa súper máquina que sonaba como una retroescavadora, era algo maravilloso, indescriptible...